Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas de 2011

El Destino del Guardián

Hace años que permanezco junto al árbol, cuidando de él. Debo ser sincero y decir que es mucho más lo que él me protege, a mí y a los míos. Yo sólo mantengo vigente el Pacto. Aún recuerdo, gracias a periódicas repeticiones como ésta que hoy enuncio, con tristeza, el día en que se marcharon los guerreros de mi pueblo. Los caciques fueron unánimes en su decisión, debíamos luchar o nuestro pueblo moriría de hambre en un cierto tiempo. A mí me fue encomendada ese mismo día la tarea de custodiar los ritos que sostenían el pacto entre los dioses y nuestro pueblo. Era una tarea imprescindible en el período de luchas que se abría y no pude negarme, esta responsabilidad me pertenecía por herencia y no podía sustraerme a ella así como nadie podía reemplazarme frente a ella. En mi interior me rebelé y me desgarré pero mantuve firme mi semblante. El pacto era más importante que mis ambiciones de fama y de batalla. Las mujeres que permanecieron en la al

Agradeciendo y haciendo propaganda...

La Revista Que Nunca Duerme... Me publicaron un Cuento (Alas en la Cabeza) en una revista literaria digital. Su link es:  La Revista que Nunca Duerme ... Agradezco el gesto, por demás inmerecido, pero estimulante... La revista esta muy buena. Variadita y copada. Visiten, que vale la pena ;-)

Árbol de la Vida

Toda mi vida desee ejercer el oficio artesano de poeta. En este las palabras se enhebran como cuentas, ubicadas según su musicalidad, y así se va tejiendo verso a verso una idea que se vuelve verdadera solo por su belleza. Conquistar ese don de engaño fue todo mi afán, lo repetiré cuantas veces me lo pregunten, desde niño. Mientras atravesaba los cortos años de mi juventud la realidad pudo desencantarme y comprendí que mis delicados y falaces versos nunca verían la luz de los salones literarios donde el derecho a la palabra es un privilegio otorgado por la sangre o un caro platillo con el que pueden deleitarse las elites que conquistan, junto al ritmo de los versos, una renovadora sensación de profunda humanidad que no puede comprarse en ningún otro sitio, por exclusivo que este sea. En mi oscura búsqueda de la belleza tuve, extrañamente, certeza del instante en que elegí ese camino. Cavilé largamente sobre el principio de mi amor por las palabras. Fue en mi infancia, luego del d

El Diario

El colectivo que me depositó en Bermejo estaba atestado de trabajadores que regresaban a sus pueblos de origen y rebosaba pestilente sudor. A pesar del “calor humano” en que viajábamos su interior estaba helado, por un mal funcionamiento de su refrigeración. Yo me repetía, para consolarme, que las incomodidades eran en realidad una aventura y que estaban largamente justificadas. Al descender de mi transporte los cuarenta grados centígrados del verano norteño me provocaron un pequeño mareo. Resignándome a una futura gripe, encendí un cigarrillo para distraerme y evitar maldecir a mis anfitriones y también a mí mismo por prestarme a un vía crucis de tormentos sin gloria final. Todo por vender mis libros. Cuando mi paquete de cigarrillos estaba menguando llegó un taxi que me condujo a la casa de la Presidenta de la Comisión de Damas. La mujer era una cincuentona que impresionaba por la colección de joyas que la adornaban. Ella era disciplinadam

Relato del Libro Infinito

De los inventos que se atribuyen a Tobar, sus Cartas (o Libro Infinito como él lo había bautizado) fueron, en principio las menos populares. Hoy, en cambio, las Cartas circulan en Bermejo con tanta facilidad como en otro tiempo cambiaba de manos el dinero. Claro que el dinero siempre tiende a concentrarse en los bolsillos del poseedor de manos especialmente afortunadas, en cambio estas son recibidas y leídas con una incómoda mezcla de curiosidad y rechazo. En el año mil novecientos cincuenta y cinco, cayó el gobierno peronista. La victoriosa dictadura, entre otras tantas medidas draconianas, decretó la prohibición de libros en todo el país. Podrá pensarse que esa medida era del todo ajena a Bermejo: Allí jamás había existido una librería. Se leía gracias al préstamo sistemático de los pocos libros que se conseguían en los viajes a las ciudades cercanas, también se atesoraban los libros que los chicos podían robar durante su paso por la escuela.

Peregrina (Relato sobre los extraviados de la eternidad)

Frente a un par de policías, bajo la triste epilepsia de una amarillenta bombilla eléctrica, Elena observa el lento vuelo de una mosca. A pesar de lo habitual del hecho, no puede evitar un principio de nausea ante el movimiento en cámara lenta del insecto. La mosca circunda la habitación y sus alas aplauden el aire agradeciendo la liviandad que permite su vuelo. Lenta va moviéndose alrededor del oficial que interroga a la loca. Se encuentra a medio metro del rostro de ese policía sentado frente a ella. En unos minutos ha de posarse en su mejilla, cuando eso ocurra el uniformado va a golpearse el rostro con la palma y solo conseguirá que su rostro brillante, lampiño y grasoso se coloree lentamente, de cobrizo a un delicado violáceo. Eso acabara por ocurrir cuando al fin él termine de desgranar su inacabable pregunta… Elena abandonó Bermejo hace incontables años luego de conocer el destino de su pueblo en los arcanos de una baraja marchita.